Esta enfermedad es causada por un virus, aislado ya hace más
de cien años, que se transmite primariamente por la saliva de animales
infectados. La rabia puede afectar al sistema nervioso de casi todas las
especies animales de sangre caliente. Los síntomas de la enfermedad, están
relacionados a cambios neurológicos tales como agresividad o mucha timidez,
aturdimiento, espasmos musculares, divagación, parálisis de glotis y músculos
del tragado, produciendo babeo constante y espeso, la impresión de tener algo
atascado en la boca, incoordinación, convulsiones, postración y muerte.
Considerando que es una zoonosis, o sea una enfermedad que
ataca a los animales y al hombre, su control es un problema de salud pública.Existen leyes concernientes a la inmunización y cuarentenas
bajo estrecha observación luego que una persona es mordida; así como el control
de transporte de animales fuera de cada país.
La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), es clara al
respecto. Se considera que un perro que muerde a una persona, debe ser sometido
a observación de sus constantes fisiológicas (comer, tomar agua, orinar y
defecar), así como de su natural comportamiento, durante por lo menos 15 a 30
días. Si el animal conserva sus constantes fisiológicas y su buena salud, queda
descartado como posible transmisor de la enfermedad. Si por el contrario el
animal muere en ese período de observación (15 a 30 días), deben realizarse
exámenes al cerebro del animal en cuestión en los laboratorios especializados.
Se recomienda la vacunación de los perros a partir de tres y
medio a cuatro meses y revacunación anual.
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